lunes, 9 de diciembre de 2013

París y la política climática de México: ¿Fracaso previsible?


Foto: arbalto. Sesión plenaria en COP 19.

Diciembre del 2015 es aún lejano, pero ese año se celebrará la cumbre de cambio climático en París (COP 21) y las expectativas de que se llegue a un acuerdo climático mundial son altas. La última vez que esto ocurrió fue antes de la cumbre de Copenhague en 2009, pero como sabemos, las cosas no salieron como se esperaba (http://arbalto.blogspot.mx/2013/11/cancun-desde-kyoto-copenhague-cop-16-20.html). Francia es un país de tradición diplomática y peso político, ojalá sea capaz de tejer los acuerdos necesarios y lograr el “Pacto de París”. Aún así, esperar hasta el 2015 para implementar medidas de mitigación es perder (más) tiempo precioso.

México es un país progresista dentro de la COP. La Ley General de Cambio Climático (LGCC) incluye una meta “aspiracional” para reducir en 30% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el 2020 y de 50% en el 2050. Sin embargo, la Ley tiene unas “letras chiquitas” que indican que México cumplirá con su objetivo, siempre y cuando, se cree el “régimen internacional” que incluya mecanismos de apoyo financiero para el desarrollo de las medidas de mitigación. Aún cuando en Varsovia se avanzó en el tema de financiamiento, para fines prácticos esto implicaría que en 2015 se logre un acuerdo internacional. Vale la pena preguntar: ¿Cómo afectarían los resultados de la cumbre de París a la política climática de México?

La respuesta no es sencilla. Si no se alcanza un pacto, esto sería un pretexto perfecto para que cuando se revise la Estrategia Nacional de Cambio Climático, la meta “aspiracional” de México sea “ajustada” a la baja. Podría alegarse que la razón es la falta de recursos (y compromisos) internacionales. Por otro lado esto podría servir como excusa por ejemplo, para justificar el aumento en las emisiones de GEI debido a una mayor producción petrolera derivada de una eventual reforma ‘energética’.

Sin embargo, contar con recursos internacionales no garantizaría el cumplimiento del objetivo e incluso podría ser contraproducente. Este es el caso cuando el financiamiento de actividades de mitigación se condiciona a que después se vendan los créditos o bonos de carbono en el mercado internacional. Algunos ejemplos en este sentido son los proyectos de mecanismo de desarrollo limpio del Protocolo de Kioto y de los mecanismos de mercado que se deriven del programa de reducción de emisiones por deforestación y degradación forestal (REDD+). El problema es que si el apoyo financiero se condiciona a que se ‘venda el carbono’ a los países donantes en el mercado internacional, los resultados se contabilizarían para el objetivo de mitigación del país comprador y no de México.

Por otro lado es necesario considerar los tiempos políticos. Si se aprueba el Pacto de París, todavía se necesitarán varios años para que los mecanismos y programas derivados de éste sean “operacionales”. Si esto fuera “rápido”, en el contexto de la COP y se tardaran “tan sólo” dos años, es decir hasta el 2017, esto significa que gran parte de las medidas de mitigación a desarrollar en el país en este sexenio deberán ser financiadas con recursos propios u obtenidos vía acuerdo bilaterales (fuera de los acuerdos de la COP).

Reducir el objetivo de mitigación alegando falta de financiamiento (nacional o internacional) o por el incremento de las emisiones debido a una mayor producción petrolera, representará aceptar el fracaso en materia climática. Claro que en el 2020, cuando se evalúe el objetivo planteado en la LGCC, el problema sería de la siguiente administración federal.

¿Cuál puede ser una solución? Será necesario definir nuestro presupuesto de carbono ¿Cuánto petróleo podemos extraer, en cuánta área se puede autorizar cambios de uso de suelo, cuánta gasolina, gas o diesel se puede quemar, etc.? Será preciso preparar e implementar una estrategia para cumplir con ese presupuesto, haciendo el mejor uso de cualquier financiamiento externo y doméstico (públicos, privados y de los ciudadanos). Es vital siempre favorecer que las medidas de mitigación implementadas, principalmente las más “baratas”, sirvan para cumplir con los objetivos del país.


P.D. Aún si se logra el Pacto de París, será difícil que la suma de las “promesas” y “contribuciones” a la reducción de emisiones de cada país (ya no se llamarán compromisos), sean suficientes para evitar un aumento de la temperatura de más de 2C.

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