viernes, 10 de diciembre de 2010

¿Y cómo le vamos a hacer? El tema financiero COP 16. (Diciembre 2010)

Ayer martes inició el segmento de negociaciones de “alto nivel”. La COP se está terminando y quienes pueden tomar decisiones –algunas- ya están llegando a Cancún. Ban Ki Moon Secretario General de las Naciones Unidas participó en la ceremonia de apertura y dijo “no debemos dejar que lo perfecto, se vuelva en enemigo de lo bueno”, es decir que es necesario actuar ya en la dirección que sabemos es la correcta aunque no se logre el acuerdo ideal. Es urgente tomar decisiones y actuar, el proceso no se acaba en Cancún, es necesario seguir avanzando. El proceso transparente e incluyente que ha seguido la Secretaria Espinosa como presidenta de la COP ha sido elogiado por varios países al momento de hacer sus declaraciones. Estamos a la espera de que se firmen los acuerdos.

El dinero es necesario; es el aceite que usamos para que las piezas de la economía y sociedad se puedan mover. El dinero es una herramienta, un acuerdo común que seguimos para cooperar y desarrollar actividades productivas. Ahora son transferencias electrónicas, monedas y billetes –algunos de plástico-; antes eran oro y plata, granos de cacao o incluso barras de sal. La función básica del dinero ha sido facilitar el comercio al pasar del trueque a las transacciones utilizando esta herramienta común. El dinero no pervierte a las personas, solo potencializa aquello que ya tenemos con nosotros. Unas de las críticas al dinero se derivan de lo que hacemos para obtenerlo y acumularlo, otras críticas apuntan al hecho de que en el sistema financiero la riqueza puede en teoría crecer hasta el infinito (con las tasas de interés apropiadas) cuando sabemos que el movimiento perpetuo es imposible y los recursos son finitos; otras críticas son hacia el sistema de propiedad-acumulación-herencia de riqueza que aumenta a cada generación la brecha entre ricos y pobres.

El tema financiero es fundamental para mitigar y adaptarnos al cambio climático; para cualquier objetivo que se establezca será necesario desarrollar una serie de actividades que demandarán recursos. Si no hay recursos suficientes, predecibles y permanentes, cualquier esfuerzo científico o político quedará en el discurso.

Hoy miércoles tuve la oportunidad de ir a un evento paralelo sobre financiamiento que me pareció muy interesante. En él participaron el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki Moon, los primeros ministros de Noruega y Etiopía quienes fueron los jefes del grupo asesor de alto nivel en financiamiento, y el Secretario de Hacienda de México Ernesto Cordero. Los panelistas presentaron brevemente el reporte del grupo asesor de alto nivel. En este reporte el grupo de trabajo analiza las diferentes opciones para cumplir con las metas de financiamiento establecidas en los Acuerdos de Copenhague (100 mil millones de dólares por año adicionales para mitigación y adaptación en países en desarrollo pare al año 2020). Los panelistas listaron una serie de mecanismos por los cuales los países desarrollados podrían generar tal flujo de recursos entre ellos la subasta de permisos de emisión, el retiro de subsidios a combustibles fósiles y la creación de impuestos de carbono. Mencionaron que es factible generar esa movilización de recursos, el precio que debería tener la tonelada de CO2 para lograrlo debería sería de entre 20 y 25 dólares.

Igualmente interesante fue la participación de los asistentes durante la sesión de preguntas, Lord Nicholas Stern autor líder del estudio de economía del cambio climático enfatizó que los esfuerzos de mitigación y adaptación fomentarán el crecimiento económico y que debe olvidarse la percepción de que son un gasto o un costo. Theodore Panayotou director del programa de medioambiente y desarrollo sustentable de la universidad de Harvard enfatizó la importancia de contar con precios de carbono estables para garantizar que los mercados no se colapsen como ha ocurrido en el mercado de carbono actual y así tener un flujo predecible de recursos. Mary Robinson, ex-presidenta de Irlanda y ex Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos cuestionó porque no había mujeres en el panel y también recomendó que el 50% de los recursos del fondo se destinen a adaptación a los efectos del cambio climático pues serán las mujeres y niños quienes sufrirían en mayor medida estas consecuencias. Los comentarios y preguntas fueron bien recibidos, y los panelistas resaltaron que la mejor herramienta para tener un flujo constante de recursos y un precio estable de carbono es la creación de impuestos de carbono. Una desventaja es que al fijar el impuesto no se sabrá “exactamente” cuál sería el nivel final de emisiones, contrario a un sistema de tope e intercambio de derechos de emisión (mercado de carbono) donde los objetivos de reducción de emisiones especifican cual es la cantidad permitida de emisiones y el mercado determinará el precio final –el cual no se puede conocer de antemano-. Estas son cuestiones básicas de diseño de políticas económicas para el control ambiental. El beneficio que pueden generar estos mecanismos es doble, por un lado el alza a los precios tiende a disminuir el nivel de emisiones –p.e. como platicamos sobre el precio de la gasolina-, y por otro lado se tienen recursos disponibles para financiar las actividades de mitigación y adaptación. Como en todo, la transparencia y rendición de cuentas para que esos recursos sean aplicados correctamente serán algo crítico para el éxito de estas políticas.

Creo que pronto tendremos el impuesto al carbono; Cómo nos afectará? haciendo números rápidos, considerando el precio de 25 dólares por tonelada de CO2 y las tasas de emisión por litro de gasolina y consumo de electricidad, si este impuesto se implementara en México significaría un incremento de aproximadamente  86 centavos (de peso) por litro de gasolina y un aumento de 16 centavos por kW-hr por con sumo eléctrico. En realidad parece que no sería un impacto catastrófico, por ejemplo en Brazil el litro de gasolina es casi 10 pesos más caro que en México y esto no a es un freno para su economía que crece a un ritmo mayor al 8% anual (más que el doble que la de México).

Reporte

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