lunes, 17 de enero de 2011

“Cambio auto por Ciclovía” (Publicado en La Jornada Jalisco, 17 Enero 2011)

Esa es la frase que leí en una calcomanía pegada a un auto. Aunque parece broma, si tomamos esta postura en serio veremos que no son muchos los autos que tendríamos que “cambiar” para construir una red de ciclovías. El costo de construcción podría ir desde $2,500 hasta un millón de pesos por kilómetro; la primera cifra proviene de la ciclovía ciudadana creada junto al TEC mientras la segunda cifra es para un proyecto del municipio de Guadalajara (Mural Enero 10, 2011; Informador, Marzo 13, 2010). Si somos conservadores y consideramos el costo mayor, crear la red de ciclovías propuesta en el Plan Maestro de Movilidad no Motorizada costaría $1,544 millones de pesos por un número equivalente de kilómetros. En virtud de que en el presupuesto oficial no tiene asignados estos recursos ¿Cuántos conductores “generosos” que cambien sus autos necesitamos para construir esta red si deseáramos tomar estas acciones en nuestras manos? Solamente 12,000, es decir el 0.7% del total del parque vehicular de la ciudad.¿De dónde vienen estos números? Según el Plan de Movilidad Urbana Sustentable para la ZMG en 2008 había 1’679,521 autos los cuales tendrían un valor patrimonial de $216 mil millones de pesos (Pags, 29 y 47); es decir cada auto valdría $128,000 en promedio ¿Cuánto más nos cuesta utilizar el auto como medio básico de transporte? Gasolinas. Según la SENER de enero a noviembre 2010 se vendieron en la terminal Guadalajara alrededor de 1,189 millones de litros de gasolina lo que equivale a un gasto anual de $11,683 millones de pesos por año (a $9/lt); construir la red de ciclovías que sería permanente solo representaría como máximo el 13% de este gasto en un sólo un año. Si además incluimos el gasto en estacionamientos, detallado y lavado, llantas, mantenimiento y seguros así como los costos por contaminación el costo seguiría creciendo hasta alcanzar cantidades estratosféricas y el costo de las ciclovías sería cada vez un menor porcentaje.

En el comentario anterior comparamos el uso del auto y el transporte colectivo y concluimos que bajo las condiciones actuales usar el auto es más barato para viajes cortos (menores a 6 km). En este caso vale la pena comparar el uso del auto con las implicaciones de utilizar la bicicleta para cubrir estos traslados cortos.

Comparado con el costo anual de movilidad basada en el auto la inversión inicial de la red de ciclovías parece ridículamente pequeña. Vale la pena entonces hacer otro análisis. ¿Serían los beneficios de construir las ciclovías mayores a sus costos como para justificar una inversión de hasta $1,544 millones? Si es así y tomamos acción nos podríamos convertir en una sociedad mucho más eficiente y competitiva al menos en el tema de movilidad.

Podemos analizar los beneficios de utilizar la bicicleta en términos de salud, ahorro económico, ahorro de energía, reducción de la contaminación y seguridad alimentaria. Veamos.

Somos el país con mayor índice de obesidad del mundo, 70% de la población tiene sobrepeso. Según información publicada en CNNExpansión y Mural, a nivel nacional podrían evitarse 47,000 muertes al año por enfermedades crónicas cuyo costo de tratamiento oscila entre $42,000 y $54,900 millones de pesos por año. Considerando que en Jalisco vive el 6% de la población nacional y asumiendo proporcionalidad, estas cifras representarían cerca de 3,000 vidas y $3,400 millones de pesos al año.
¿Cómo nos ayudaría la bicicleta a combatir la obesidad? Quemando grasa. En la ciudad podemos rodar a velocidades de entre 13 hasta 30 km/hr;  considerando un promedio de 17 km/hr, alguien como yo que pesa 80 kg, necesitaría recorrer aproximadamente 200 km para quemar un kilo de grasa. Recorriendo una distancia discreta de 10 km por día podría quemar cerca de 18 kg de grasa al año. Realizar recorridos de 6 a 10 km en la ciudad es factible y tomaría de 20 a 35 minutos. Aunque la velocidad puede parecer baja es más rápida que los 14 km/hr del tráfico vehicular actual (Informador, 20 Ago 10). ¿No usamos la bicicleta porque somos obesos? ¿O es al revés?

Al rodar 10 km por día en sustitución de un auto ahorraríamos en gasolina y estacionamientos aproximadamente $5,000 por año, cerca de 400 litros de gasolina; mitigaríamos el cambio climático al dejar de emitir una tonelada de dióxido de carbono (CO2). Incluso podríamos usar este ahorro para apoyar otros proyectos de mitigación del cambio climático como la conservación de bosques; considerando el costo actual de $130 por la reducción de una tonelada de CO2 en bosques tendríamos recursos para reducir hasta 38 tCO2 por año, esto es más de cinco veces lo que en promedio cada mexicano contribuye al cambio climático anualmente. Mejoraríamos la calidad del aire local, beneficiando la salud de toda la población principalmente niños y ancianos.

Al recorrer un kilómetro en auto utilizamos cerca de 1000 kilocalorías almacenadas en la gasolina; al recorrerlo en bicicleta quemamos unas 30, es decir que ahorramos 97% de energía. Esto es importante para aprovechar mejor nuestros recursos no renovables y la seguridad alimentaria nacional. Cada vez será mayor el uso de biocombustibles generados a partir de cultivos para “alimentar” los autos (p.e. maíz y caña). En proporción podríamos utilizar estos cultivos para mover un auto o para alimentar a más de 30 personas.

A nivel individual los beneficios de utilizar la bicicleta para traslados cortos son indiscutibles. Pero debemos reconocer que en las condiciones actuales es peligroso; el año pasado más de 40 ciclistas murieron. Al ciclista lo acechan los automovilistas, camiones, baches, topes, alcantarillas, raíces del arbolado, banquetas en mal estado, ramas mal cortadas, autos mal estacionados, en sentido contrario y los ladrones de bicis. Todo esto podría controlarse con voluntad política y las acciones adecuadas; los beneficios políticos para quien se atreva serían monumentales suponiendo que su interés es el de la población general.

También el clima genera inconvenientes al andar en bicicleta, en época de calor tal vez el sudor será incómodo y en lluvias se requerirá un impermeable de pies a cabeza, pero es posible. He tenido oportunidad de ver a los holandeses, rodar bajo lluvia, granizo y nieve; su infraestructura y cultura vial genera condiciones tan seguras que las parejas de novios vayan en sus bicis tomados de la mano; algunas mujeres (y hombres) llevan hasta dos niños en su bici cuando van al mercado; e incluso estudiantes universitarios pueden consultar un libro mientras ruedan.

¿Cuántos usuarios necesitaríamos para garantizar que se generan los suficientes beneficios en la población para justificar los costos? Utilizando solamente el ahorro esperado de gasolina y estacionamiento de $5,000 anuales y el costo de $1,544 millones de inversión, si quisiéramos generar los mismos beneficios en un año, necesitaríamos aproximadamente 300,000 usuarios. Normalmente estas inversiones tendrían periodos de retorno mucho  mayores a 10 o 20 años –o de hecho nunca los generan-. Considerando esto y que el costo de gasolina aumentará más, la inversión se justificaría tan solo si unos 10 a 30 mil usuarios decidieran dejar su auto por su bicicleta para rodar 10 km por día; basta ver los resultados de la Vía Recreactiva y los paseos nocturnos para ver que esto es factible.

Sabemos que los combustibles seguirán aumentando por la colosal demanda mundial de energía, la eliminación de subsidios y los esfuerzos mundiales para mitigar el cambio climático. Cada vez más personas buscarán otras alternativas de movilidad; si la infraestructura no es construida el impacto por el alza a los combustibles será mayor entre la población. Si las ciclovías se construyen y estas son seguras, me atrevo a decir que decenas de miles la utilizaríamos. La sangre joven afortunadamente comienza a mover a la ciudad. Si teniendo la infraestructura no la utilizáramos entonces sí podemos pensar en crear condiciones que generen otros incentivos; de esto último hablaremos después.

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